"Fui un huracán que por donde pasaba causaba destrucción…pero hoy, no permitiré piedra de tropiezo entre Dios y yo, porque me quiero mantener pagado a Él", éstas fueron palabras de Ignacio Oriquin, un hombre de 35 años de edad, que desde los 14 años cayó en las drogas y se sumió en la delincuencia, haciéndole daño a todos los que le amaban, pero que lucha por recuperar lo que ha perdido y retribuir a los suyos lo que Dios le regaló, una nueva vida.
"Duré casi 18 años, entre la droga y la delincuencia, sin importarme ni mi propia vida. Tengo 3 años sin consumir drogas, pero aún me mantenía en la delincuencia y fue hace 9 meses por voluntad de Dios, que me refugié en la Casa de Paso Oasis y tengo una nueva vida", manifestó.
Ignacio, comenta que la droga es una herramienta que utiliza el enemigo para cegar y consumir al ser humano hasta perder la vida y que aunque un hombre no llegue a caer a las calles y comer de la basura, se convierte en un indigente porque vive sólo por la misericordia de Dios.
"Llegar a la fundación cambio mi vida, porque gracias a mi acercamiento con Dios, soy un hombre útil y en tan poco tiempo, ya soy líder de un grupo de muchachos. Me siento Feliz, porque hago lo que me gusta y puedo retribuir la bendición que Dios me dio, ayudando a los que como yo en un momento necesitan de la palabra", expresó Ignacio, con sus ojos llenos de agradecimiento.
Por último, aconseja a los que se encuentran en el mundo de la delincuencia, que no intenten igualarse a Dios, porque nadie debe decidir quien vive o no y que entiendan que si siguen con vida, es porque Dios les está brindando una oportunidad.
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Prensa Despacho Gobernación de Vargas
Dir. Veril Mila
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